Articulo en El Pueblo 8.11.2014
Misión de médicos holandeses, durante 10 días intervino quirúrgicamente a 47 menores de un total de 60 pacientes evaluados.
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Por Mary Quispe T.
Ella hace honor a su nombre. Se llama Valentina Huanqui Zamalloa, tiene poco más de dos años de edad, y registra tres ingresos al quirófano. Le teme a los ambientes hospitalarios porque los asocia con el dolor. Una quemadura le afectó su mano derecha y hace unas horas los médicos separaron sus pequeños dedos para que pueda realizar sus actividades con normalidad, al igual que su gemela, Kayetana.
A él, Luis Fabricio Mamani Vilca lo encontramos jugando echado en su cama, es todo un guerrero, no solo en los juegos de su computadora, sino más bien lo demuestra en sus pocos años de vida. Tiene 6 años cumplidos, curiosamente, el mismo número de las veces que fue operado. Nació con labio leporino, paladar hendido y una malformación en su pabellón auricular externo. Cada vez lucha por salir airoso de las intervenciones quirúrgicas, al igual que lo hace en su juego de carreras de su tablet.
Estos dos niños tienen algo en común, ingresaron la misma cantidad de años de vida que tienen, a un quirófano. Y a la vez, ambos apoyados por los profesionales y voluntarios de la Clínica Paz Holandesa denominada “Tony Molleapaza Rojas”.
La desgracia de Valentina está asociada a los escasos recursos de su progenitora. En su hogar, en abril del presente año, se acabó el gas y su mamá Ruth Zamalloa se vio obligada a cocinar a leña. La menor en un descuido terminó con la mano entre las cenizas y desde entonces lleva la huella de aquel día en su mano derecha, rastro que los médicos llegados de Holanda esperan borrar.
Mientras que Luis Fabricio nació con el problema congénito, ese que en los últimos días afronta con una operación más a las cinco anteriores. Su progenitora, Marleni sabe que tendrá que seguir acompañando al menor de sus cuatro hijos en sus operaciones. Al menos una vez más.
Ambas progenitoras llevan a sus pequeños a la clínica para sus terapias, ya sea del lenguaje en el caso de Luis y terapia física para Valentina, que ya es paseada por los pasillos en su coche. Su mano aún está protegida con gasas para evitar cualquier infección.
Los médicos Reinier Van Twisk, Jo Mourisse, José Annelies y otros asistentes para la sala de operaciones, que viajaron más de 20 horas, desde que partieron por vía terrestre y aérea para llegar a nuestra ciudad, a fin de ayudar a pequeños de escasos recursos económicos y devolverle la sonrisa que la vida desde su nacimiento les privó o por diversos motivos sufrieron accidentes.
Los pacientes recibirán, además, tratamiento post operatorio, clases de lenguaje, tratamiento dental, tratamiento psicológico, para los 47 pacientes que fueron intervenidos desde el pasado 27 de octubre hasta ayer.
En la mayoría de los casos, los niños deben ser sometidos a varias intervenciones, como el caso de Luis, que empezó con las operaciones hace cinco años, cuando la misión de holandeses hacía convenios con nosocomios para operar gratis a menores y ahora en las salas de la clínica Paz Holandesa.
Este año intervinieron a los niños con labio leporino, paladar hendido y secuelas de quemaduras, como el caso de la pequeña Valentina.